5 de marzo de 2009




EL HUECO DE LA CULTURA



El 26 de Febrero de 1976, 30 mil libros de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUdeBA) ardieron en la pira del Primer Cuerpo del Ejército, en Palermo. Eran ensayos de estudiantes. La misma suerte corrieron el día anterior 80 mil libros que formaban "La Vigil", una biblioteca popular de Rosario. El 30 de Agosto de 1980, en un baldío de Sarandí se quemaron más de ¡un millón y medio!


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Esta clase de "política educativa" explica que nuestreo país pase de leer de 3 a 4 libros por persona por año (antes de 1976, inicio de la última dictadura) a 1,6 hoy por hoy. Explica también que un habitante medio, 30 años atrás, utilizara entre 4.500 y 5.000 palabras (al margen, nuestro idioma cuenta hoy con 88.000) mientras que el de hoy en día emplea entre 300 y 600. Se debe destacar que para leer comprensivamente un diario se deben conocer cerca de 2.000 palabras; ni hablar de textos ensayísticos o de educación superior.


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Es evidente que la censura material implica otra de orden intelectual: no se puede pensar lo que no se conoce, no podemos pensar acerca de conceptos que no tenemos. cuantas más palabras desconozcamos, menos podemos pensar (a modo de ejemplo, no se puede reflexionar acerca del clientlismo si no se sabe lo que es).


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Alguien dijo una vez que "allí donde queman libros, quemarán finalmente seres humanos". Lamentablemente acertó: "parrilla" se llamaba la cama metálica donde se aplicaba la picana, además de apagar los puchos. No hace mucho se quemaban cuerpos; hoy sigue la caza de brujas quemando conceptos, impidiendo el pensamiento.

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Soy del torito de mataderoS